Una de nuestras mayores preocupaciones cuando un perro pasa a formar parte de nuestra familia y más, cuando aún es un cachorro, es que pueda contraer algún tipo de infección o patología grave que pueda acabar con su vida. Muchas de las enfermedades caninas son transmitidas por parásitos internos y externos, por ejemplo, a través de pulgas, garrapatas, mosquitos, lombrices…parásitos que si no se eliminan a tiempo, pueden afectar la salud de nuestra mascota y desarrollar enfermedades como Ehrlichiosis, Leishmaniosis, giardiosis, etc.
Es por esa razón que seguir un protocolo de desparasitaciones, un calendario de vacunaciones periódicas, Y unas medidas básicas de higiene resultan fundamentales para prevenir, controlar y combatir a estos intrusos indeseables y, en consecuencia, para mejorar la salud y calidad de vida de nuestra mascota.
Desde el equipo de veterinarios del Hospital Veterinario Nacho Menes, te facilitamos información sobre este tema y te damos unos consejos.
Tipos de parásitos en perros y características básicas
Para poder elegir de forma correcta el tipo de desparasitación que necesaria tu perro, es importante tener en cuenta ciertos factores como la edad, tamaño o lugar en el que vive (ciudad, campo, zona de interior o costa) para saber qué clase de parásitos hay que combatir con el objetivo de aplicarle el tratamiento adecuado.
Son muchos los tipos de parásitos externos e internos con los que nuestro perro se puede contagiar y enfermar, tras olisquear heces de otros perros, lamer huevos o larvas del suelo o tras ingerir agua y alimentos contaminados. Estos son algunos de las más frecuentes:
Parásitos externos
Suelen ser portadores de muchas enfermedades caninas y proliferan sobre todo en los meses de calor, entre marzo y octubre. Se caracterizan por alojarse entre el pelaje de nuestra mascota con la finalidad de picarle o agarrarse a su piel para succionar su sangre. En general, bajo esta categoría, solemos encontraremos con estas tres clases de parásitos:
- Pulgas. Son los parásitos externos más frecuentes y pueden estar presentes durante todo el año. Se esconden en el pelo de tu perro y también en forma de larvas o huevos entre las alfombras y tapizados de nuestra casa. Su mordedura suele conllevar problemas dermatológicos que suelen provocar picor intenso, irritación en la piel e incluso transmitir gusanos tenia a nuestra mascota. Se multiplican con facilidad mediante el calor.
- Garrapatas. Es habitual que ataquen durante los cambios de estación, sobre todo en primavera y otoño. Se caracterizan por engancharse a la piel del perro y perforarla para succionar su sangre. Esto significa que además de picor puede producirle anemias e incluso transmitirle enfermedades infecciosas graves.
- Mosquitos Phlebotomo. Presente en casi toda España, mayor prevalencia en la zona central y mediterranea, debido al cambio climático. Su su distribución ocupa casi toda España, excepto la cornisa Cantábrica, especial atención en zonas húmedas, cerca de ríos, estanques y aguas estancadas, son trasmisores de Leishmania.
Parásitos internos
Son gusanos, más conocidos como lombrices, que parasitan sobre todo dentro del intestino de nuestro perro, aunque también pueden atacar otros órganos vitales como el corazón o los pulmones. Son mucho más numerosos y variados que los parásitos externos. Estos son algunos de los más destacados:
- Áscaris o gusanos redondos. Son nematodos o gusanos redondos que viven en el intestino, una vez que nuestro perro ha sido infectado tras olisquear o lamer sustancias del suelo o heces. En caso de ser un cachorro, pudo haberse infectado a través de la madre o mediante la lactancia.
- Anquilostomas o gusanos con gancho. Son parásitos que viven en el sistema digestivo del perro y que se alojan en la pared abdominal para alimentarse de su sangre. Tu mascota se puede infectar por simple contacto, penetración en la piel o por lamer superficies contaminadas. Pueden llegar a provocar hemorragias internas.
- Gusanos del corazón o filaria. Estos gusanos se transmiten a través de los mosquitos. Pueden medir hasta 30 cm de largo y se alojan en el corazón y en los vasos sanguíneos de los pulmones, provocando insuficiencia pulmonar, cardiaca e incluso la muerte. Suele haber mayor cantidad de ellos en lugares costeros. En España proliferan sobre todo en las zonas de levante, Canarias y sur de España. A diferencia de los gusanos intestinales, los parásitos cardiopulmonares son más difíciles de tratar.
- Gusanos látigos o tricúridos. Son los parásitos intestinales más frecuentes de nuestros perros. Entran en el organismo tras ingerir los huevos de zonas contaminadas. Se caracterizan por pegarse a las paredes del intestino para alimentarse de sangre. Sus infecciones pueden provocar diarreas y derivar en enfermedades graves, si no se trata bien.
- Tenias, solitarias o gusanos planos. Son gusanos intestinales que pueden llegar a medir hasta 20 cm y que se alimentan de los nutrientes del perro, por lo que nuestras mascotas suelen mostrar una pérdida de peso evidente cuando están infectados por estos parásitos. La mayor parte de las veces aparecen a causa de las pulgas.
- Thelazia. Este tipo gusano se trasmite a través de las moscas y se esconde en el ojo del perro, llegando a producirle heridas o úlceras en la zona ocular.
- Cestodos. Son parásitos también gastrointestinales, que producen quistes en el hígado.
¿Cuándo debería desparasitar a mi perro?
La frecuencia de desparasitación interna y externa en un perro varía en función de si es un cachorro o un adulto, de su tamaño, de su lugar de residencia, de su estado de salud, de si vive solo o en comunidad e incluso si se trata de una hembra gestante. Por eso, vamos a analizar el momento más adecuado en cada caso.
- Cachorros. La primera desparasitación de un perro debe ser siempre interna y debe realizarse antes de recibir su primera vacuna, es decir, entre 21 y 30 días después de nacer. Como aún se alimenta de leche materna, se le administra la medicación de forma oral, mediante jarabe o pasta especial. La pauta individualizada para cada mascota suele ser mensual, hasta los seis meses de edad. A partir de los 6 meses de vida la frecuencia dependerá de sus circunstancias. Por ejemplo, si se trata de un perro de campo, que suele estar en contacto con otros animales, es recomendable desparasitarlo una vez al mes o cada dos meses. En caso de ser un perro doméstico que vive habitualmente en ciudad, el riesgo de contagio es menor. Por tanto, se aconseja aplicarle el tratamiento mínimo cada 3meses. En el caso de la desparasitación externa, debe hacerse por primera vez a las 10 semanas de vida y solo, cuando nuestro cachorro pese más de un kilo. A partir de ahí, se recomienda desparasitar de forma rutinaria según el fármaco que usemo, y según los factores de riesgo a los que esté expuesto.
- Adultos. Una vez pasada la etapa de cachorro, será el veterinario el que paute el calendario de desparasitación adecuado para tu perro, teniendo en cuenta sus características particulares. Si, como ya indicamos, tu perro se relaciona a menudo con otros perros o si vive al aire libre se recomienda aplicarle un antiparasitario cada 1 ó 2 meses. Si, por el contrario, tu peludo es más casero, será suficiente con desparasitarlo cada 3 meses.
- Hembras gestantes. Si está previsto que tu perrita tenga descendencia es recomendable desparasitarla desde la etapa del celo, para prevenir el riesgo de contagio durante la monta, sobre todo si se desarrolla en la naturaleza, ya que existe el peligro de que los parásitos pasen a la placenta e infecten a los cachorros.
Tratamientos antiparásitarios recomendados
Cuando nuestra mascota está infectada de parásitos internos de tipo gastrointestinal o cardiopulmonar será necesario aplicar una desparasitación profiláctica para combatir la infección, una vez que estén alojados en el organismo de nuestro perro.
Si, por el contrario, nuestra mascota necesita una desparasitación externa podremos aplicarle un tratamiento preventivo para que tanto las pulgas como las garrapatas o mosquitos no le piquen ni acaben transmitiéndole enfermedades. Estos son algunas de las soluciones recomendadas por el veterinario:
- Productos repelentes transdémicos. Los collares antiparasitarios, champús, sprays o pipetas, tanto aplicados de forma independiente como combinada resultan muy efectivos tanto para combatir pulgas y garrapatas como a cualquier otro parásito externo. En el caso de la pipeta, es importante que una vez abierta se aplique directamente sobre la piel del cuello y del lomo. Para que tanto la pipeta como el collar actúen correctamente no debemos bañar a nuestro perro en los siguientes días ni con el collar antipulgas puesto para que el champú no interfiera en la eficacia del producto.
- Comprimidos masticables, pastillas orales o jarabes. Son formatos perfectos para cachorros para atacar parásitos internos. Además, los podemos encontrar para el tratamiento de parásitos externos. Tienen un principio activo que es absorbido por el aparato digestivo de nuestra mascota y que, tras pasar por el torrente sanguíneo termina matando a los parásitos.
- Acude al veterinario cuanto antes. Él te indicará el tratamiento y la dosis adecuada que debemos administrar a nuestra mascota en función de su tamaño, peso, edad o la zona en la que viva.
La mayoría de los parásitos son fáciles de tratar mediante fármacos o productos desparasitantes, siempre bajo prescripción médica y basada en diagnósticos previos. Por tanto, para controlar o prevenir los problemas parasitarios que pueda tener nuestro perro a lo largo de su vida, resulta fundamental que le llevemos a sus chequeos anuales y se realice en su hospital veterinario, las vacunaciones periódicas requeridas en cada etapa.