Cuando decidimos adoptar un gato, una de las cosas que más nos preocupa es que pueda enfermar, contagiarse de infecciones internas graves o que exista un riesgo real de transmisión a los miembros de la familia. Es muy difícil que esto ocurra, sin embargo, sí que existe una posibilidad mínima de contraer algunas enfermedades parasitarias como, por ejemplo, la toxoplasmosis de gatos.
Pero no te alarmes, el equipo del Hospital Veterinario Menes te explicará a continuación, todo lo que necesitas saber sobre esta infección para evitar que tu minino la sufra.
¿Qué es la toxoplasmosis?
Es una enfermedad producida por el parásito intracelular Toxoplasma Gondil. Pertenece a la familia de los coccidios y se caracteriza por la formación de quistes. Además, tiene la peculiaridad de que el gato es el huésped definitivo de esta enfermedad y que puede transmitirla al humano, (zoonosis). Una vez que el gato ingiere el parásito, este sigue un ciclo entero-epitelial que se excreta finalmente en las heces tras pasar 10 a 14 días.
Causas principales de la toxoplasmosis
Lo habitual es que nuestro minino se contagie por vía oral al ingerir quistes que se encuentran en tejidos o heces de otros animales, por tomar alimentos o agua contaminada con ooquistes, por comer carne cruda (ratones o pájaros vivos) o a través de la placenta, en cuyo caso puede sufrir cuadros hepáticos o pulmonares graves que le pueden provocar la muerte. Una vez que el gato se encuentra infectado por el parásito, empiezan a formarse quistes tisulares en músculos, vísceras y en el sistema nervioso central.
Síntomas de la toxoplasmosis en gatos
La gravedad de los signos clínicos que puede presentar un gato que sufre toxoplasmosis dependerá del ciclo en el que se encuentre el parásito. Durante el ciclo entero-epitelial, nuestro gatito puede tener síntomas de carácter leve, como diarrea o vómitos.
En cambio, si el microorganismo está en el ciclo extraintestinal se puede generar una necrosis celular, lo que traería consecuencias más graves como, por ejemplo, disnea, fiebre, apatía, anorexia, convulsiones, ataxia, distrés respiratorio, ictericia, pancreatitis, uveítis, encefalitis, dolor muscular, cojera, linfadenopatía o retinocoroiditis, entre otras sintomatologías.
¿Puede afectar el toxoplasma a las mujeres embarazadas?
Aunque existen casos en los que mujeres embarazadas e inmunodeprimidas se han contagiado del parásito toxoplasma gondil, provocando problemas cerebrales graves al feto, lo cierto es que el riesgo de que nuestro gato doméstico nos transmita la enfermedad es muy bajo por las siguientes razones:
- El gato no suele tener acceso al exterior. Por lo tanto, es muy difícil que ingiera ratones, pájaros, carne cruda de otros animales, tejidos o heces infectadas con quistes, que serían las principales fuentes de contagio.
- En caso de ingesta, el gato expulsará los ooquistes en 5 días. Si nuestro gato es seropositivo y no presenta ooquistes en las heces tampoco existe riesgo de contagio. Por el contrario, si el minino es seronegativo entonces sí será necesario reforzar las medidas higiénicas en casa para evitar la transmisión de la enfermedad en mujeres gestantes.
Si queremos eliminar riesgos de contagio en el ser humano es muy importante utilizar guantes a la hora de manipular los excrementos de nuestro gato. En caso de embarazo, lo mejor es evitar limpiar su arenero para exponerse lo menos posible a la enfermedad.
Tratamientos eficaces contra el toxoplasma gondil
Si sospechamos que nuestro gato puede tener toxoplasmosis resulta fundamental que acudamos cuanto antes a su centro veterinario para que le realicen las pruebas diagnósticas pertinentes y así, proceder a administrarle el tratamiento más adecuado. Aunque el parásito no se puede eliminar por completo del organismo del gato, sí se puede acabar con los síntomas que conlleva, aplicando ciertos fármacos. Los más utilizados por los especialistas son:
- Clindamicina tópica. Con este medicamento, que se administra a gatos enfermos de toxoplasmosis, los síntomas revierten rápidamente a excepción de los problemas oculares causados por el parásito. Se recomienda darles una dosis de 10 a 12 mg/kg cada 12 horas por vía oral durante 30 días.
- Corticoides tópicos o sistémicos. Además de la dosis de clindamicina recomendada anteriormente, en caso de sufrir lesiones oculares como glaucoma o luxación de cristalino, se recomienda añadir también gotas de corticoides a sus ojos, por ejemplo, acetato de prednisolona, cada 6 u 8 horas.
Medidas de prevención y vacunación
El contagio de toxoplasmosis se da con más frecuencia en gatos que viven en entornos rurales, pues su instinto cazador, les lleva a comer carne de ratones, aves e insectos, lo que aumenta su riesgo de infección. Sin embargo, si tu gato es doméstico se puede prevenir la transmisión del parásito, siguiendo unas medidas de prevención muy sencillas:
- No le des nunca carne cruda.
- Vacunación. Otra de las medidas a tener en cuenta para prevenir la infección sería inocular al gato la cepa de toxoplasma virulenta. Se trata de una vacuna que no se comercializa y que se encuentra en fase experimental, por lo que es imprescindible consultar esta opción a su veterinario para saber si el tratamiento es adecuado.
- Extremar la higiene y el saneamiento ambiental del hogar.
¿Crees que tu gato puede estar sufriendo toxoplasmosis?, ¿has identificado algún síntoma grave o has observado que en los últimos días ha ingerido algún animal o insecto? Entonces no pierdas tiempo y acude al servicio veterinario de urgencias 24 horas para iniciar cuanto antes el tratamiento necesario.